11/04/2004

¿Donde está?




El grito. Edvard Munch. 1910.

Odio las películas que transforman una historia corriente, en un rompecabezas de imágenes y situaciones, presentadas sin orden alguno, para que cualquiera se sienta absorto en una historia nula.

He manchado mi camisa de nuevo. Con esta ya son cuatro las manchas que adornan mi ropa, todas de helado de chocolate. Hace quince días busco al loco aquel que me miró y sonrió. Me vio a los ojos y por fin mostró humanidad. ¿Que hará? ¿Qué se hizo? ¿Porque no volvió?



Te he dicho ya que este almacén no es tan grande como aparenta? Lo he recorrido mil veces. Parece ser dantesco y su logotipo es amarillo: Felicidad. Todas esas bolsitas que propugnan la felicidad y esas caras lánguidas y monótonas. Pero todos son los mismos. Todos excepto el loco.



No sé nada de cine, nunca me ha interesado conocerle a fondo, lo único que sé es que odio esa clase de películas.



No recuerdo la última vez que me bañé. Creo que fue hace dos semanas. ¿Donde está el loco aquel?, Busco en todos lados y no lo veo. Me obsesioné, lo sé pero quiero saber que se hizo ¿Se esfumó? ¿Que le hizo abandonar esa rutina?



Ayer me senté en una banca de ese almacén que odio tanto, con la simple idea de ver pasar gente y reírme. Vi un sujeto peculiar, tenía su camisa manchada de helado de chocolate y buscaba algo. No sé que era pero buscaba algo. Me causó una impresión profunda.



Odio el cine.



Ya es un tercer día de esta rutina. Lo he visto todos los días con su barba y gafas.



Volví a la tienda dantesca. Otra vez el loco estaba allí, no buscaba algo. Parecía no haberse bañado. ¿Quien será?



Me ví en un espejo. Estoy demacrado y busco al loco que habitualmente iba a la tienda dantesca. Tengo barba y gafas, y mi camisa manchada de chocolate. Me cansé. Hoy vi que una persona me seguía. Le mostré algo de humanidad y le sonreí. Creo que me mira con extrañeza desde hace cinco días. No volveré a esta tienda. El loco no volverá.