Luisa: Hoy cumplo años y muero (Primera parte)
Les amants (1928 )
René Magritte
Esa, la de la foto, es Luisa, mi hija. No la he visto hace tres años y no le he hablado; ni ella a mí, hace cuatro. Luisa es un nombre poco típico en este tiempo, cosa contraria a las costumbres de la época en la que nací y crecí. Ahora están de moda los nombres japoneses. Ella quiso cambiar el suyo a Nakisato, por encontrar el Luisa horribilísimo. Esa costumbre se usa en este país desde que Estados Unidos perdió su beligerancia política, militar y económica. En ese remoto entonces creía en la idea de que cuando fuese viejo la mayoría de personas en Colombia tendrían nombres anglosajones y mal adaptados al español como Usnavy, Nury Ulderney, Everi Wailder o Fuk Miaguein.
Me han contado que Luisa se casó hace poco y que lleva una vida tranquila. Aún persiste, a pesar de las recriminaciones de su marido, en juntar su larga y azabache cabellera con una cinta azul, similar a las que yo hacía en la industria en la cual trabajaba, lo cual alegra mi espíritu: A pesar del odio letárgico con el cual me quiere me recuerda.
La última vez que hablamos...
-Ese billete de cinco millones está falso.-
Ella frotó la parte blanca y de allí salió la figura holográfica de Gabriel García Márquez y ésta era azul.
-Cuando el billete es bueno, la figura debe ser verde. El billete está malo- Repetí.
Ella me respondió:
-¡Puta! Ya no tengo dinero para comprarme el tiquete y largarme de aquí. ¿Me das algo de tus ahorros?- Le di tres billetes, cada uno de a 2 millones y con la foto verde de Uribe Vélez.
-¡Puta! Ya no tengo dinero para comprarme el tiquete y largarme de aquí. ¿Me das algo de tus ahorros?- Le di tres billetes, cada uno de a 2 millones y con la foto verde de Uribe Vélez.
-Tres demagogos-
Me reí. Ella no entendió y salió, regresó llorando una hora después, nunca supe porqué, se encerró en su cuarto y al año se fue.
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